Cierto día muy caluroso, una paloma se detuvo a descansar sobre la rama de un árbol, al lado del cual discurría un límpido arroyuelo.De repente, una abejita se acercó a beber, pero la pobrecita estuvo a punto de perecer arrastrada por la corriente. Al verla en tal aprieto la paloma, voló hacia ella y la sacó con el pico.
Más tarde, un cazador divisó a la paloma y se dispuso a darle muerte. En aquel mismo instante acudió presurosa la abeja y, para salvar a su bienhechora, clavó su aguijón en la mano del hombre.El dolor hizo que el cazador sacudiese el brazo y fallara el tiro, con lo que se salvó la linda y blanca palomita.
Haz a los otros lo que quisieras que ellos también hiciesen por ti.
5 comentarios:
Muy bonita la moraleja de esta historia, si todo el mundo pensara así en el mundo no existirian tantas injusticias. Cuando nos ponemos en el lugar del otro, la historia cambia. Un besazo guapa
Desde luego que tienes razón queen, pero es una lástima que en muchas ocasiones no se piense así.
No siempre nos ponemos en el lugar de los otros y... en otras muchas sólo miramos a nuestro ombligo...
Por eso siempre... hay que querer lo mejor para los demás, porque lo peor... ni uno mismo lo quiere!
Besos
¿quien es el autor?.... estoy buscandoen toda la red
Pues sinceramente no lo sé...
Un saludo y gracias por llegar hasta mi rinconcito! bienvenido!!!!
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